La "aversión al riesgo" de los inversores financieros y la asimetría del dolor por las pérdidas

Ragnarok

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La aversión al riesgo es un concepto central en las finanzas del comportamiento que explica por qué los inversores, en general, prefieren rendimientos predecibles a rendimientos inciertos, incluso si el rendimiento incierto tiene un valor esperado más alto. No se trata simplemente de evitar el riesgo, sino de la incomodidad o el "dolor" que experimentan al afrontar la posibilidad de una pérdida, que es significativamente mayor que la alegría o satisfacción que les produce una ganancia equivalente.

¿Qué es la Aversión al Riesgo?​

La aversión al riesgo es la tendencia de los individuos a preferir una certeza equivalente (o casi) a una opción arriesgada con el mismo valor esperado. Dicho de otra forma, un inversor averso al riesgo estaría dispuesto a aceptar un rendimiento menor y seguro en lugar de uno potencialmente mayor pero con la posibilidad de una pérdida. Esta característica se manifiesta de diversas maneras en el comportamiento inversor:
  • Diversificación: Los inversores distribuyen sus inversiones en diferentes activos para reducir el riesgo de que una única inversión afecte negativamente su cartera.
  • Preferencias por activos "seguros": En momentos de incertidumbre, se observa un flujo de capital hacia activos considerados menos volátiles o de menor riesgo, como los bonos gubernamentales o el oro.
  • Comportamiento en mercados bajistas: La aversión al riesgo se intensifica en periodos de caídas del mercado, llevando a algunos inversores a vender sus activos para evitar mayores pérdidas, incluso si esto significa materializar pérdidas y perderse una posible recuperación.

¿Por qué les duele más a los inversores las pérdidas que les alegran las ganancias?​


Este fenómeno se conoce como aversión a la pérdida y es un pilar fundamental de la Teoría Prospectiva (Prospect Theory), desarrollada por Daniel Kahneman y Amos Tversky. La aversión a la pérdida postula que la utilidad (o el valor subjetivo) de una pérdida es mucho mayor en magnitud que la utilidad de una ganancia del mismo tamaño.

Aquí te explico por qué ocurre esto:
  1. Función de Valor Asimétrica: La Teoría Prospectiva propone que nuestra función de valor no es lineal. Es más pronunciada para las pérdidas que para las ganancias. Esto significa que la sensación de dolor por perder 100 euros es psicológicamente más intensa que la sensación de placer por ganar 100 euros. Estudios empíricos sugieren que el "dolor" de una pérdida puede ser entre 2 y 2.5 veces más potente que la "alegría" de una ganancia equivalente.
  2. Punto de Referencia: Nuestra percepción de ganancias y pérdidas no es absoluta, sino que se evalúa en relación con un punto de referencia. Este punto de referencia puede ser el precio de compra de un activo, el valor inicial de la cartera o incluso el valor esperado de una inversión. Si el valor actual cae por debajo de este punto de referencia, se percibe como una pérdida, activando la aversión a la pérdida.
  3. Sesgos Cognitivos: Varios sesgos cognitivos contribuyen a este fenómeno:
    • Efecto de Disposición (Disposition Effect): Los inversores tienden a vender rápidamente los activos que han ganado valor (para asegurar las ganancias, tener la razón y reafirmar su ego) y a mantener durante demasiado tiempo los activos que han perdido valor (con la esperanza de que se recuperen y evitar la materialización de la pérdida). Esto es una manifestación directa de la aversión a la pérdida.
    • Contabilidad Mental (Mental Accounting): Las personas tienden a "encuadrar" o categorizar el dinero de diferentes maneras, lo que puede influir en su comportamiento. Una pérdida en una cuenta específica puede sentirse más dolorosa que una pérdida equivalente si se percibiera como parte de un "fondo" más grande.
    • Sesgo de Aversión al Arrepentimiento (Regret Aversion): Los inversores a menudo evitan tomar decisiones que podrían llevar a sentimientos de arrepentimiento. El arrepentimiento de haber vendido demasiado pronto (perdiéndose más ganancias) es menos doloroso que el arrepentimiento de haber vendido demasiado tarde y haber incurrido en mayores pérdidas.

Implicaciones para los Inversores​

Comprender la aversión al riesgo y a la pérdida es crucial para los inversores. Puede llevar a decisiones irracionales que perjudican el rendimiento de la inversión a largo plazo, como:
  • Vender en pánico: Durante caídas del mercado, la aversión a la pérdida puede llevar a los inversores a vender sus activos, consolidando pérdidas y perdiéndose la eventual recuperación del mercado.
  • Mantener inversiones perdedoras: La esperanza de "recuperar" lo perdido puede hacer que los inversores se aferren a activos de bajo rendimiento, perdiendo oportunidades en otros lugares.
  • Ser demasiado conservador: Un miedo excesivo a las pérdidas puede llevar a los inversores a asignar demasiado capital a activos de bajo riesgo y bajo rendimiento, lo que puede no ser suficiente para alcanzar sus objetivos financieros a largo plazo.
Para mitigar estos efectos, es fundamental que los inversores desarrollen una disciplina emocional, establezcan estrategias de inversión claras y se adhieran a ellas, y comprendan que las fluctuaciones del mercado son normales y parte del proceso de inversión.
 
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