No se le ve mala persona como a otros, incluso se le ve buen chaval, pero lo que hace es peligroso. Hay ámbitos en los que no se puede jugar a ser experto sin consecuencias, y las finanzas son uno de ellos. No es como montar un podcast sobre videojuegos, donde una opinión desacertada no le cuesta dinero a nadie. Aquí estamos hablando de inversiones, de los ahorros de la gente, de decisiones que pueden afectar su estabilidad económica. Y sin embargo, él, sin formación ni experiencia real en el sector, que se nota que es un recién llegado al mundo de la inversión, se anima a predicar como si fuera un gurú.
El problema es que ha adquirido una influencia considerable. Tiene miles de seguidores por redes sociales que confían en sus palabras sin cuestionarlas, que toman decisiones basadas en sus recomendaciones sin entender realmente los riesgos. Y esto es lo peligroso: cuando alguien sin conocimientos adecuados se convierte en referente, los incautos terminan pagando las consecuencias.
Su falta de preparación combinada con su alcance lo convierten en un vendehumos más, uno de los muchos que pululan por las redes sociales jugando con el dinero ajeno. Y por eso creo que es necesario advertir a la gente del tipo de contenido que produce antes de que más de uno se lleve un susto financiero.